Nos metemos unas french toast y unos cafés entre pecho y espalda, hay que coger fuerzas. Seis horitas para llegar a Agra, y visitas culturales de por medio, el día promete ser intenso. El conductor es el mismo que ayer nos llevó al templo de los monos, así que genial. Vamos primero a ver el Palacio de los Vientos, donde vemos el primer encantador de serpientes. Es bastante agotador que cada persona que te encuentras en tu recorrido te pida dinero por todo. Te vuelves un desconfiado por naturaleza, pero tienes que sobrevivir, y ellos también, así que es una lucha a mano armada, a ver quien mete la trola más gorda. Estamos convencidos que siempre salen ganando. El encantador de serpientes no es menos, allí, haciendo danzar a su cobra negra, y nosotros flipando... nos persigue hasta casi meterse en el coche con nosotros para que le paguemos, solo por mirar algo que está haciendo en medio de la calle porque quiere..., no sé, tengo sensaciones contradictorias con todo este tema de la india.
Nos vamos directos al fuerte Amber, que está a las afueras de Jaipur. Es espectacular, de color marrón caramelo bajos los efectos del sol. Vemos los primeros elefantes! Pero vaya chasco, me quedo impresionada con su mirada triste. Imagino que están todo el día fuerte arriba fuerte abajo transportando turistas, pero al fin de su jornada no creo que le espere el descanso, me dio la sensación que no recibían mimos especialmente. Tenían aspecto de recibir maltrato seguro. En el hotel de Jaipur nos encontramos a una amiga de Quim y aparte nos comentó que había leído que aconsejaban no subir al fuerte en elefante por ese tema. Pero es que lo veías, pobrecitos...
Subimos al fuerte andado y tiramos algunas fotos, a mi es uno de los fuertes que me ha gustado más, muy diferente al resto, pero entre montañas verdes, muy chulo.
Seguimos el camino ya directos a Agra, la carretera es bastante decente y el tío le mete bastante. Paramos a comer en un hotel en medio de la carretera, debe ser "el hotel" ya que tiene una tienda híper cara de souvenirs por la que te hacen pasar antes de entrar al restaurante, rollo inserso... la comida también es sablazo, pero no hemos podido escoger. Comemos con la amiga de Quim que encontramos en Jaipur, estaban haciendo el mismo camino que nosotros. Seguro que nos volvíamos a encontrar en Agra. Nos echamos unas siestas en el coche y llegamos a Agra después de un cansino viaje, la verdad es que se va bien en el coche, pero en seis horas ya no sabes cómo ponerte. Lo mejor es que durante el trayecto vas viendo los pueblos por donde pasas y la vida en el entorno más rural, y hemos flipado bastante. Vacas, casas, gente y camiones se dan la mano en una misma calle, la calle que da a la carretera, todos allí amontonados, arriba y abajo, transportando cosas, sentados viendo pasar el rato, vendiendo en sus puestos de frutas aposentados encima de los plátanos esperando que se acabe el día, mujeres cargando de todo en sus cabezas, niños descalzos jugando entre porquería, la india más auténtica.
Por fin llegamos a Agra y era tal cual nos habían contado. Un horror. En todos los sentidos. Sucia, caótica, muy fea... Parecía increíble que allí estuviera uno de los monumentos más bonitos del mundo. Ya sabíamos que alrededor del Taj Mahal no están permitidos los vehículos a motor, por el tema de la conservación del edificio, así que el conductor no tarda en dejarnos en una esquina y nos dice que el hotel donde vamos está a unos cinco minutos caminando, que él no puede entrar con el coche, así que le pagamos, no sin tener nuestras habituales dudas de que nos está mintiendo. Había llovido, y la calle era un barrizal mezclado con kk's de vaca, y encima de noche para más inri. Así que cargados con las mochilucas nos ponemos a caminar. Nos empezamos a cabrear proporcionalmente a la mierda que vamos pisando, y vamos preguntando por el hotel (uno cercano al taj ya que va a ser lo único que vamos a ver de Agra) y nos dicen que sí, que es por ahí ... pero llevamos más de cinco minutos y el hotel no aparece. Mi espalda ya es un cirio, y que decir de mis pies, llenos de mierda. Empezamos a sudar como cerdos, hace una humedad impresionante, y la carga no ayuda. Y el hotel no aparece... seguimos caminando cagandonos en todo, y el hotel no aparece. Ya estamos verdes ya que durante todo el camino que llevamos hemos visto coches y rickshaws circular por la calle. Definitivamente el conductor nos la había pegado, again. Me cago en sus muelas. Al final llegamos al hotel, y lo único que nos había dicho de cierto el conductor era que estaba lleno. Manda webos..., La pateada de la muerte y no había habitaciones. Enseguida nos dicen que si queremos tienen otro hotel cerca, una habitación de cuatro por 1200 rupees. Nos parece buen precio, con AC, así que nos llevan con un rickshaw eléctrico hasta la puerta y allí nos quedamos, literalmente muertos. Hacemos un último esfuerzo por ducharnos (era lo único que nos apetecía después de todo) y subir a comer algo. Caímos rendidos en cinco minutos a las once, mañana Taj Mahal!
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